Fuga de cerebros.
“- ¿Cuánto dura la canción?
- Pues… tres minutos treinta segundos
- Pues me sobran los treinta para decirte lo que quiero.
Soy amigo de Chuli… ¿sabes que graba las megafonías con tu voz y las escucha algunas noches?
-No, no lo sabía
- No sé qué pensarás tú, pero alguien que hace algo así suele estar
enamorado, ¿sabes? Pero Chuli, mis amigos y yo somos muy torpes, y
hacemos difícil lo fácil y siempre cogemos el camino largo… ¿pero sabes
por qué?
- …(niega con la cabeza)
- Por miedo. Y yo puedo hacer las cosas más absurdas…puedo falsificar
expedientes, robar pulmones, contratar travestis, puedo hacer de todo…
pero me tiemblan las piernas para invitar a un café a la chica que me
gusta…porque el día que lo haga y me diga que no, yo no podré seguir
enamorado. Y así llevo 13 años, 13 años buscando excusas para no decirle
a Natalia que la quiero…a la única chica que me sonreía sin mirarme a
los hierros…perdóname, ¿cuánto queda de canción?
- Unos 40 segundos, más o menos…
- Y ahora me doy cuenta de que sólo necesitaba una canción de tres
minutos y medio para decirlo, sólo tres minutos y medio, me sobraría el
estribillo… Yo ya he perdido hasta a mis amigos, no sé que seré sin
ellos…pero tú no puedes perder a Chuli…y si escoge el camino largo, sal a
buscarlo, porque es el tío más grande del mundo, el más grande…”